UNO DE LOS PROPIETARIOS DE "ALCALA 20" ASEGURA QUE DESCONOCIA LAS IRREGULARIDADES EN LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD

MADRID
SERVIMEDIA

Carlos José Mendoza, uno de los cinco propietarios de la discoteca "Alcalá 20" de Madrid, incendiada en 1983 con el balance de 81 fallecidos, afirmó hoy ante eltribunal que le juzga desde ayer que "jamás" pudo sospechar que el local incumpliera las normas de seguridad y dijo considerarse "un perjudicado más" por el siniestro.

El procesado, que se enfrenta a una petición de pena por parte del fiscal de un año de prisión por imprudencia temeraria, manifestó que nunca participó en la gestión o dirección de la sala de fiestas, labores que eran responsabilidad del resto de los propietarios, pese a trabajar como abogado en una compañía de seguros.

Mendoza expicó que entró en el negocio en 1975 para "no descolgar" a Juan Antonio Iglesias, el principal accionista, cuya causa ha sido archivada por encontrarse gravemente enfermo, con el que también participó en la compra y mentenimiento de otras salas de fiestas, entre ellas la discoteca "El Alazán", incendiada en 1976 por un cliente descontento, que fue juzgado y condenado por estos hechos.

El procesado aportó en esta ocasión el 15 por ciento del capital, en la que fue "mi primera y última intervención en elnegocio", ya que todos los aspectos administrativos recayeron en el resto de accionistas.

Según su testimonio, Iglesias contrató a dos profesionales que se encargaban de la gestión y la contabilidad del local, mientras que la dirección recayó de forma directa en los otros propietarios: Emilio Urdiales, Doroteo Martín y Pedro Rascón.

Mendoza recalcó que nunca participó en las juntas directivas, ni fue consultado para abordar la reforma de la discoteca, en el verano de 1983, que se realizó con la itención de revitalizar el negocio, ya que las pérdidas eran cuantiosas.

Asimismo, explicó que confiaba ciegamente en sus socios, puesto que el local llevaba funcionando varios años en perfectas condiciones primero bajo el nombre de "Charnoix" y luego como "Lido", antes de pasar a denominarse "Alcalá 20".

Por eso, consideró innecesario inspeccionar el local, que no solía frecuentar y que apenas llegó a conocer, ya que sólo asistió a la inauguración, en septiembre de 1983.

Relató además que nuca llegaron a su poder los requerimientos del ayuntamiento para que se cumplieran las normas de seguridad, pese a que muchas veces firmaba numerosos papeles como accionista, y tampoco tuvo acceso a las facturas.

"Yo era un cero a la izquierda", declaró para matizar que "no entendí que el aspecto administrativo fuera de mi incumbencia, yo era un socio económico".

"Jamás he tenido la sospecha de que algo funcionara mal; si así hubiera sido, lo hubiéramos corregido", comentó, al tiempo que destacó qe, además de las pérdidas materiales, "perdí a una persona de mi singular aprecio" en el siniestro, por lo que se ve a sí mismo como "un perjudicado más en este asunto" y puso a disposición de los familiares de las víctimas su propio dinero.

Los afectados que se encontraban entre el público no aceptaron de buen grado sus explicaciones y salpicaron la declaración de Mendoza con comentarios despectivos. "Es tonto, no sabe nada", musitó con ironía una mujer que perdió a su hijo en el incendio, mientras aguien más vengativo susurró: "Lástima que no fueses a la discoteca ese día".

La vista continuará mañana con el turno de preguntas de los abogados defensores, que no intervinieron en la sesión de hoy, antes de dar paso a los interrogatorios al resto de los procesados.

(SERVIMEDIA)
05 Oct 1993
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