El estudio ha sido realizada por el capitán de la Guarda Civil José Ibáñez, bajo el título "Los agresores sexuales (un análisis sobre delincuentes en prisión)", y el Ministerio del Interior lo ha difundido a través de su publicación interna "Revista de Documentación", a la que tuvo acceso Servimedia.

Del grupo de agresores sexuales analizados, un 54,16% están solteros, un 31,94% casados, un 5,55% viven en pareja, un 6,94% están separados y un 1,38% son viudos.

El 57% de los agresores sexuales no tienen hijos. El 64% cuentan con un nivel educativo básco, mientras que, como casos extremos, hay un 4,16% de analfabetos y un 1,38% con estudios superiores.

El 65,3% tienen antecedentes de alcoholismo, drogadicción o ambos, y eso computando sólo los casos en que, por su consumo excesivo, merecieron la consideración médica y psicológica de dependencias.

Por lo que se refiere a sus orígenes familiares, en un 75% de los casos el padre tiene una profesión no cualificada y tan solo uno de ellos ejercía un trabajo en el que es necesaria la posesión de un ítulo superior.

El 60% de las familias de origen tienen un nivel económico bajo o básico, y sólo un 1,4% pueden encuadrarse en un estrato económicamente alto. En el 43% de las familias había antecedentes penales.

El 51,4% de los agresores sexuales tiene un coeficiente de inteligencia normal, mientras que un 27,8% son intelectualmente inferiores a la media y un 2,7% poseen un nivel de inteligencia alto. Dos de cada tres violadores padecen desviaciones psicopáticas.

MODUS OPERANDI

En cuantolas características del delito de contenido sexual, se comete en su gran mayoría entre las seis de la tarde y las seis de la mañana en el ámbito urbano y entre las 9 de la noche y las seis de la mañana en el ámbito rural y en poblaciones pequeñas.

Lo más frecuente es que el agresor se sirva de un arma blanca como medio de intimidación y "en la mayor parte de las agresiones se produce o se intenta la penetración por una o varias de las tres vías, con mayor frecuencia la vaginal".

Los índices más ltos de este tipo de delitos se dan en los archipiélagos canario y balear, junto con las zonas de Alicante y Almería. Las víctimas quedan afectadas psicológicamente por un trauma que es tanto mayor cuanto menor es la edad de la agredida.