Esta propuesta responde a que "la formación universitaria es percibida en nuestra sociedad como un activo valioso tanto a nivel individual como a nivel colectivo" y a la preocupación por "maximizar la aportación de la universidad" ant un entorno económico desfavorable.

"La universidad debe asumir la responsabilidad de ofrecer a los jóvenes una formación que les sirva para hacer aportaciones valiosas en empresas e instituciones", afirma Ane Aguirre, uno de los autores del estudio.

Según Aguirre, esta necesidad requiere "una mentalidad de apertura hacia la sociedad" entre las personas implicadas en la universidad.