Ramírez-Heredia declaró en rueda de prensa que "el problema que denunciamos no es exclusivo de Italia, donde ciertamente se están produciendo los brotes más duros de racismo", sino también en Austria y en la República Checa, país este último "donde se ha esterilizado a jóvenes gitanas".

"La gente no puede quedar impavida ante esta realidad", dijo el presidente de Unión Romaní, que denunció que "la última fechoría que se está haciendo en Italia es tomar la huella digital a los niños gitanos".

A renglón seguido, Ramírez-Heredia afirmó que "esto nos recuerda a los prolegómenos del holocausto. A los judíos les colocaron la estrella de David y a los gitanos la Z de Zigoiner".

Por su parte, Manuel García Rondón, secretario general de Unión Romaní, expresó un cierto "panico" de que en España se pueda imitar la persecución italiana hacia los gitanos.

García Rondón, no obstante, destacó el alto grado de normalización del pueblo gitano en España y aclaró que "el problema tanto en este país como en Europa es que los pobres molestan".

José Salazar, de la Fundación Rom, también expresó su pesimismo sobre el futuro de las minorías en Europa. "Veo que ha empezado la persecución otra vez, primero por los gitanos y después por los demás", dijo Salazar, que indicó que "es hora de poner una barrera, porque si no dentro de unos años temblemos todos de miedo".

Por su parte, el presidente de Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, hizo un llamamiento a toda la ciudadanía democrática en contra "de este maremoto xenófobo y racista que tiene su epicentro en estos momentos en esa Italia que es capaz de quemar y atacar campamentos gitanos".

Ibarra concluyó con un lamento de falta de respuesta de la ciudadanía "ante esta ola macabra de xenofobia y de racismo" en Europa.