El grupo confederal dividió su tiempo de intervención en la comparecencia de Sánchez en el Congreso de los Diputados para hablar de la situación en Ucrania, la última reunión en Marruecos y los últimos consejos europeos entre cuatro de sus portavoces, pero todos ellos coincidieron en estas premisa básicas, además de en otros mensajes habituales de política nacional.

Comenzó hablando el presidente del grupo parlamentario y diputado de En Comú Podem, Jaume Asens, quien señaló a Sánchez que tendrá “una gran responsabilidad” cuando presida el Consejo Europeo en el segundo semestre del año, y le reprochó su “silencio” frente al “Gobierno ultra” de Italia con Giorgia Meloni.

Según dijo, el sueño de Europa “no es irreversible” y “vuelve a estar amenazado” con el discurso de la derecha, y depende de la opción socialdemócrata, por lo que le instó a aclarar que no tiene “ninguna sintonía” con Meloni.

En clave nacional, Asens reivindicó la estabilidad del Gobierno de coalición, la reforma laboral, los ERTE, los “derechos conquistados” y la subida de pensiones y becas, que “ningún ruido puede tapar”. Además, emplazó a que “Doñana no se toca” frente a los “negacionistas” de la derecha, y volvió a pedir poner un tope al precio de los alimentos y a la subida de las hipotecas, recordando que el PSOE ya dijo que otras cosas no eran posibles.

“Necesitamos un último golpe de timón progresista y necesitamos hacerlo con la mayoría de la investidura”, emplazó a Sánchez, pidiéndole que en la Ley del sólo sí es sí no mire a la derecha, como con la ‘ley mordaza’, sino a esa mayoría progresista, como con la Ley de Vivienda.

A continuación, desde Podemos, el secretario tercero de la Mesa del Congreso, Javier Sánchez Serna, celebró que la “solución ibérica” que planteó inicialmente su secretaria general y ministra, Ione Belarra, se haya extendido a toda Europa, mientras insistió en que, junto al rechazo a la invasión rusa de Ucrania, la guerra está reforzando la dependencia de UE respecto a EEUU, que tiene intereses en que el conflicto siga. Por eso reivindicó la autonomía estratégica de Europa pese a que en España “hasta la progresía mediática es furibundamente atlantista”.

SAHARA

Sánchez Serna también rompió una lanza por el pueblo palestino y por el saharaui, del que dijo que “no merece que le demos la espalda por muchas presiones que recibamos del otro lado del Atlántico o muchos chantajes que recibamos de Marruecos”. Por todo ello, pidió que la Presidencia española de la UE sirva “para replantear nuestro propio esquema de seguridad” desde la autonomía estratégica y la prevención pacífica de los conflictos.

Tras las habituales críticas a la derecha, el diputado de Podemos se congratuló por la Ley de Vivienda, cuyos méritos atribuyó a Belarra, ERC y EH Bildu, y espetó a Sánchez que, aunque “están bien los grandes anuncios, la prioridad debería ser cumplir la Ley de Vivienda”, que ya recoge un 40% de vivienda protegida.

Finalmente, recriminó a Sánchez que el Gobierno “estrecha su futuro cuando una parte del mismo se da la mano con el Partido Popular y Vox para retroceder en derechos feministas y volver al Código Penal de La Manada” en la reforma de la Ley del ‘sólo sí es sí’. Y sentenció que España avanza “cuando el BOE se escribe desde la izquierda y con la mayoría plurinacional”, para lo que “sólo hace falta voluntad política y valentía para transformar”.

En nombre de IU, Enrique Santiago advirtió de que la guerra de Ucrania está “reviviendo situaciones propia de la Guerra Fría” y que “sólo beneficia a la industria militar, mientras impide que los gobiernos puedan llevar a cabo políticas de igualdad, de forma que, cuanto más dure, “más difícil será que haya gobiernos de izquierdas en Europa”.

Además, dijo defender la no injerencia en la soberanía nacional, pero no sólo en Ucrania sino también en China, Siria, Palestina y el Sahara Occidental, y terminó defendiendo las reivindicaciones sindicales llamando a redistribuir la renta mediante transferencias fiscales si no se llega a un acuerdo con la patronal para la subida de los salarios.

Finalmente, Antón Gómez-Reino celebró la congelación de las obligaciones de estabilidad financiera y pidió que no se vuelva a las ideas de frugalidad y austeridad que presidieron hace años en la UE para preservar el equilibrio entre ciudadanos y países.

Reivindicó una UE autónoma que no sea “vasalla” de EEUU y que la Presidencia española del Consejo Europeo sea “una Presidencia para la paz”, y deploró las ideas contra la inmigración porque “a Europa sólo le irá bien si a África le va bien”. Finalmente, pidió que la Presidencia promueva avances sociales, feministas y ecológicos.