Según Unicef, Etiopía llea cuatro años consecutivos de sequía, lo que le ha llevado a ser una de las zonas más pobres del mundo, al haber acabado con las cosechas e incrementado los niveles de malnutrición de más de doce millones de personas.

Cerca de 16 millones de personas, la mitad de ellas en Etiopía, necesitan ayuda urgente y la amenaza del hambre es especialmente grave en algunas áreas debido a los sucesivos años de sequía.

A la hambruna provocada por la sequía se añade la situación de guerra e inseguridad que sufrn los países colindantes con Etiopía, lo que dificulta la llegada de la ayuda humanitaria.

Unicef ha enviado hasta la fecha 86 toneladas de galletas altamente energéticas (donadas por los gobiernos de Noruega y Estados Unidos), de las cuales 30 toneladas se han llevado a Gode (región somalí), donde el número de personas que mueren de hambre crece diariamente.

La organización planea también incluir el almacenamiento de agua, la construcción de pozos y la reparación de las bombas de mano y de los panes de agua, así como la perforación.

Por su parte, el Comité Español de Unicef ha realizado un nuevo llamamiento a la sociedad civil para poder financiar las actividades de Unicef en Etiopía, donde lleva desarrollando programas desde hace más de 50 años.