Según Unicef, Etiopía lleva cuatro años consecutivos de sequía, lo que le ha llevado a ser una de las zons más pobres del mundo, al haber acabado con las cosechas e incrementado los niveles de malnutrición de más de doce millones de personas.

A la hambruna provocada por la sequía se añade la situación de guerra e inseguridad que sufren los países colindantes con Etiopía y que dificulta la llegada de la ayuda humanitaria.

Unicef ha enviado hasta la fecha 86 toneladas de galletas altamente energéticas (donadas por los gobiernos de Noruega y Estados Unidos), de las cuales 30 toneladas se han llevado a ode (región somalí), donde el número de personas que mueren de hambre crece diariamente.

La organización planea también incluir el almacenamiento de agua, la construcción de pozos y la reparación de las bombas de mano y de los planes de agua, así como la perforación.

Con la segunda población más numerosa de toda Africa, Etiopía es uno de los países más pobres. En 1999 ocupaban el puesto 172 de 174 países, según el informe del PNUD sobre Desarrollo.

Asimismo, tiene uno de los índices más alto de raquitismo entre los niños debido a su alto nivel de desnutrición (64%), bajo índice de escolarización en la escuela primaria (24,9%), acceso deficiente al agua potable (menos del 20%) y deficientes servicios de atención sanitaria.