La misionera, que aseguró que durante su estancia en Ruanda vivió muy de cerca escenas que le provocaron pánico e incluso le hicieron temer por su vida, señaló que a pesar de la información difundida en los medios españoles sobre la traedia de ese país, un elevado porcentaje de la población de España no ha podido ver "con toda su nitidez" la situación de Ruanda.

"Hemos vivido allí calamidades que son díficiles de olvidar y que son como para echarse a temblar cada momento. Por eso, hemos estado y volveremos, porque no podemos sentirnos indiferentes ante tanta tragedia", afirmó.

Cuena, que actualmente desempeña una labor educativa en un colegio madrileño después de permanecer durante un tiempo a unos 14 kilómetros de la capital randesa de Kigali prestando ayuda a los necesitados, indicó que era muy difícil cumplir la petición del Gobierno español de regresar a nuestro país cuando ella y varias religiosas más se encontraban en ese país africano.

"Cuando abandonaba Ruanda y ví la cara de tristeza de aquella gente, me sentí una cobarde, pero fueron ellos mismos (los ruandeses) quienes me dijeron que regresara a España, para que así pronto pudiese retornar para ayudarles", añadió.

Por último, la religiosa mostró su tristeza or el asesinato de dos monjas españolas de la orden de las Agustinas Misioneras en Argel por parte de integristas islámicos. "Se siente mucha tristeza, porque, para empezar, son dos vidas humanas que se pierden, y después porque son personas muy necesarias", señaló.