Los científicos coinciden en afirmar que el uso de teléfonos móviles conlleva a largo plazo un riesgo para la salud por el efecto de las radiaciones sobre el cerebro, a donde llegan especialmente a través del conducto auditivo.

Pese a que la instalación de antenas de telefonía ha provocado una notable alarma social, los expertos considern que su peligro es mucho menor que el que representa el uso de terminales móviles sobre el oído, una zona de comunicación directa con el cerebro.

Tal fue el criterio imperante en una jornada reciente sobre la influencia de las radiofrecuencias en la salud, celebrada en el Colegio Oficial de Médicos de Madrid el pasado 26 de junio.