Según la versión de Ana María Castro, le fue negada la entrada el jueves por la tarde en una cafetería del centro de Ferrol, a no ser que dejara su perro fuera.

El propietario del bar se amparó en que el establecimiento se reservaba el derecho de admisión para afirmar que no podía entrar con el perro, y no cambió de opinión cuando la afectada le entregó copia del decreto ley que ampara el aceso de estos animales a establecimientos abiertos al público.

Ana María Castro explicó que conoce los problemas que han tenido otros compañeros en Galicia y mostró su deseo de hacer público el veto que sufrió para que la sociedad se conciencie de que además de las barreras arquitectónicas es necesario acabar con muchas barreras humanas.

Fuentes de la ONCE en Galicia criticaron el rechazo social a los perros guía y anunciaron que promoverán la aprobación de una ley autonómica semejante a la norma atalana que impone sanciones de más de dos millones de pesetas por intentar separar a los ciegos de sus perros guía.