Según informó este jueves el Instituto Armado, la trama desmantelada en la ‘operación Picass 21’ camuflaba las partículas de cocaína en envíos de PET o tereflalato de polietileno, que es un tipo de plástico muy usado en la fabricación de envases de bebida y textiles.

En esta operación, en la que han colaborado EEUU, Colombia y Ecuador, han sido detenidas 18 personas y declarado como investigadas otras tres. Los implicados tienen edades comprendidas entre 23 y 59 años y son de nacionalidades colombiana, ecuatoriana, boliviana, española, albanesa y holandesa.

En los registros realizados en Murcia y Alicante se han localizado 22.000 kilogramos de escamas multicolores de PET, distribuidas en 906 sacos de 25 kilogramos. Tras su análisis, se descubrió que 87 de los sacos contenían partículas de cocaína junto a las de plástico.

DESDE PRISIÓN

La operación policial se inició en abril del año pasado, tras tener conocimiento los investigadores de un posible transporte de sustancias estupefacientes desde las costas sudamericanas.

Las primeras pesquisas mostraron que los cabecillas de la banda, de origen ecuatoriano y colombiano, se encontraban ingresados en prisiones españolas, desde donde daban instrucciones a sus colaboradores de confianza que se encontraban en libertad.

El desarrollo de las pesquisas llevó a los agentes a un inminente trasporte de cocaína desde Ecuador en un contenedor marítimo, cuya carga ilegal estaría mezclada con mercancía pantalla, por lo que se estableció un dispositivo policial de control del envío ya desde su origen en América.

Esta mercancía pantalla eran los envíos de escamas de plástico, entre los que se incluían las partículas de cocaína. Para conseguirlo, la banda desarticulada desplazó a un colaborador con conocimientos químicos, que es el que estableció las pautas para la conversión de la droga.