Lin Berwick, de 55 años, es ciega, sufre parálisis cerebral y es usuaria de silla de ruedas. En septiembre de 2001 reservó billetes con antelación para un vuelo doméstico de Edimburgo a Stansted, indicando que precisaba un asiento con espacio extra porque debido a su discapacidad no puede flexionar las rodillas.

Cuando embarcó, le comunicaron que tendría que sentarse en un asiento ordinario y a pesar de que no había suficiente espacio, el personal de vuelo intentó acomodarla por todos los medios, causándole lesiones en la espalda, las piernas y los hombros, motivo por el cual denunció a la aerolínea.

"No quiero que otra persona con discapacidad o anciana sea víctima de la humillación y el sufrimiento que yo he vivido" ha dicho Berwick.