A sus 61 años, el Conde Drácula dijo desde su castillo en Schenkendorf, cerca de Berlín, que le gustaría adoptar un descendiente, "pero un príncipe o una princesa de verdad, no a cualquiera de la calle".

Tras puntualizar que preferiría a alguien de nacionalidad alemana, peroque está dispuesto a oir ofertas de otros lugares, Drácula invita a los aspirantes a escribirle adjuntando una foto. "Deben ser nobles y deberían ser más jóvenes que yo, obviamente. Sería una gran ventaja si también tuvieran hijos", señaló.

Irónicamente, el Conde Drácula se ha pasado la mayor parte de la última década trabajando en las campañas de la Cruz Roja de Alemania para promover la donación de sangre, incluso como anfitrión de fiestas dedicadas a ese fin.

La realidad es que el último Drácua vivo también fue adoptado. Nacido como Ottomar Berbig, trabajaba como vendedor de antiguedades en Berlín en los años ochenta del pasado siglo cuando fue captado por una cliente habitual, Katharina Olympia Caradja, una princesa rumana pariente del ancestral aristócrata de Transilvania.