Para el sindicato, la jubilación anticipada no es “la solución a todos los problemas” del colectivo, pero ayudaría a “dignificar y hacer más atractiva esta profesión”.

Según su plan, un conductor se podría jubilar a los 60 años, si ha ejercido la profesión durante 30 años o más; a los 61 años si ha conducido entre 25 y 29 años; a los 62 años, si lo ha hecho entre 20 y 24 años; se jubilaría anticipadamente a los 63 años, si ha estado frente al volante entre 15 y 19 años; y a los 64 años, si ha conducido entre 10 y 14 años. Asimismo, UGT propone establecer coeficientes reductores acordes con la tabla para incluir los meses trabajados.

Para el sindicato, las consecuencias de este plan no tienen por qué suponer un “coste excesivo” para el Estado. Las empresas y la administración se ahorrarían el “coste que suponen las bajas por enfermedad, sobre todo en este colectivo de más de 60 años “al margen de las vidas que se puedan salvar por las condiciones en que realizan su trabajo los profesionales al ver mermadas sus facultades por culpa de la edad”.

Asimismo, las empresas se beneficiarían del “ahorro” que en el plus de antigüedad contemplan muchos convenios del Sector.

Esta reivindicación también la realizó CCOO hace dos semanas al señalar que “sigue pendiente una regulación legal de coeficientes reductores” para el anticipo de la edad de jubilación del personal que presta servicio como conductores profesionales.

Esto, según denunció el sindicato, sucede a pesar de que, desde 2009, se incluyó el transporte de mercancías por carretera y de pasajeros como “sectores de actividad prioritarios por su elevada siniestralidad y por su exposición a factores de penosidad, peligrosidad y toxicidad”.

Pese a ello, lamentó que los conductores no tienen reconocida ninguna enfermedad profesional “a pesar de que hay estudios que revelan daños por ruido, vibraciones, exposición a agentes químicos, riesgos ergonómicos, turnicidad y alteraciones del sueño, estrés o factores psicosociales”.