Conducción

La UGR aconseja en un informe para la DGT una “evaluación más completa” de los conductores para detectar enfermedades “infradiagnosticadas”

- Urge a "replantearse" si los períodos de vigencia del carné de conducir "deberían ser inferiores a cinco años a partir de los 70"

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo de investigadores del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc) de la Universidad de Granada (UGR) ha elaborado un informe para la Dirección General de Tráfico (DGT) en el que aconseja someter a una “evaluación más completa” a los conductores con el fin de detectar enfermedades “infradiagnosticadas” que puedan afectar a la conducción y ha analizado las implicaciones que las condiciones psicofísicas de los conductores tienen sobre la seguridad vial.

Así lo anunció este viernes la UGR en un comunicado en el que explicó que el informe incluye, a partir de la base de datos existentes, una descripción de la población de conductores de España en 2022 y ha analizado también el último trámite que realizaron en un Centro de Reconocimiento de Conductores (CRC) en la década de 2012 a 2022 y que sugiere la idoneidad de "replantearse si los períodos de vigencia del carné de conducir deberían ser inferiores a cinco años a partir de los 70".

El informe, publicado en la web de la DGT y titulado ‘Estudio del efecto de las condiciones psicofísicas sobre la seguridad vial’, extrae como una de sus conclusiones principales que en los CRC “se puede estar produciendo un infradiagnóstico en la detección de enfermedades y una infraestimación del riesgo por la falta de imposición de restricciones en más del 50% de algunas enfermedades detectadas que conllevan riesgo para la conducción, mientras que sí se imponen restricciones en un 80-90% en las enfermedades visuales y auditivas”, según la investigadora Cándida Castro.

A juicio de los autores, “sería precisa una detección de las enfermedades que puedan afectar a la seguridad en conducción”, algo que, a su entender, podría conseguirse mediante una “evaluación más completa que la que se hace actualmente en los CRC”.

Tras analizar los datos disponibles del trabajo realizado en estos centros en la década 2012-2022, el equipo investigador “sospecha” que se puede estar produciendo un “infradiagnóstico” de enfermedades que “afectan a la conducción”. “En muchos casos no son detectadas, pero tampoco informadas por quienes conducen”, abundó Castro.

SOSPECHAS

“Esta sospecha podría despejarse analizando cómo se produce una diferente distribución de estas enfermedades en la población global, en comparación con su distribución en la población de los hombres y mujeres que conducen”, apostilló.

Por otro lado, según la experta, “se puede estar dando una infraestimación del riesgo, ya que, aunque se detecten las enfermedades o la población conductora las informe, en un alto porcentaje no se utiliza dicho diagnóstico para la imposición de restricciones”.

La UGR explicó que en los CRC se suelen diagnosticar, sobre todo, enfermedades relacionadas con déficits visuales, auditivos y perceptivo-motores, imponiendo en estos casos un porcentaje elevado, entre el 80 o 90%, de diagnósticos de “Apto con restricciones”, “Interrumpido” y “No Apto”.

“Sin embargo, este no es el caso de otras enfermedades que, sin duda, conllevan riesgo en la conducción”, advirtió Castro, en referencia a “ciertos trastornos mentales o del consumo de sustancias, entre otras, en las que no se imponen los diagnósticos en el mismo porcentaje”. “De hecho, en este ámbito, sólo se imponen restricciones aproximadamente en el 50% de los casos”, aseveró.

En este contexto, el informe apunta a la necesidad de colaboración entre los centros de salud y centros especializados de la DGT de modo que sea posible “imponer restricciones que garanticen la conducción segura en los casos que sea preciso”, un modelo que ya funciona en Reino Unido.

Según las conclusiones del estudio, una evaluación “más profunda”, que incluye pruebas médicas, neuropsicológicas y de personalidad especializadas y práctica en la carretera, “no sólo debería dirigirse a la población conductora mayor, sino a todos los que padecen enfermedades”.

“La sugerencia para quienes conducen y no tienen problemas de salud, en cambio, es que el trámite de renovación podría ser rutinario, al modo en el que se renueva el carné de identidad, como ocurre en Reino Unido”, manifestó Castro.

Para los autores del informe, la detección de estos problemas “podría ser la punta del iceberg para poder intervenir en estas enfermedades que suponen no sólo un problema de tráfico, sino también social, laboral y familiar”.

“A partir de estos datos, también podría sugerirse que los 70 años parece ser una edad en la que se produce un punto de cambio en el que disminuye bruscamente el diagnóstico de “Apto” y aumenta el de “No Apto””, según el informe, que defiende que esta afirmación “podría tal vez servir como sugerencia para replantearse si los períodos de vigencia del carné de conducir deberían ser inferiores a cinco años a partir de los 70, como ocurre en la actualidad”.

El estudio fue realizado por los investigadores Cándida Castro, Pablo Doncel, Ana Clara Szot, Lucía Laffarga, Daniel Salazar Frías, Andreea I. Dinu y María Rodríguez Bailón.

(SERVIMEDIA)
06 Sep 2024
MJR/mjg