Según fuentes de la Policía Autónoma Vasca (Ertzaintza), las primeras pesquisas indican que los cuatro trabajadores fallecieron al estallar la máquina centriofugador que intentaban reaparar.

La explosión sobrevino poco antes de las 16,00 horas de la tarde en un pabellón próximo a las oficinas centrales de la fábrica, destinado al proceso de centrifugado de nitrocelulosa.

En el momento del siniestro, la nave estaba ocupada sólo por los cuatro trabajadores. El pabellón permanece normalmente vacio, ya que el funcionamiento de toda la instalación se dirige desde otra sala, mediante control remoto.

La deflagración de la máquina provocó la muerte instantánea el jefe de fabricación, Félix Cortezón Pardo, ingeniero químico de 30 años; del oficial mecánico Francisco iturbe Lekue, de 44 años, y de los operarios de planta Manuel Martín Hernández, de 47 años, y de Herminio González Martínez de 54 años.

El accidente es el tercer siniestro con víctimas que tiene como escenario la fábrica de Unión Española de Explosivos en esta localidad vizcaína.

Los otros dos accidentes ocurrieron el 20 de julio de 1974 y el 9 de mayo de 1989. En el primero, murieron 22 peronas, mientas que el segundo se cobró la vida de 7 empleados.