La Comisión Europea aportó este viernes ese dato al presentar el 23º Informe Anual sobre Incendios Forestales en Europa, Oriente Próximo y África del Norte, correspondiente a 2022 y elaborado por el Centro Común de Investigación (JRC, por sus siglas en inglés).

Por tercer año consecutivo, incendios forestales sin precedentes causaron grandes daños medioambientales y económicos en la UE, así como trágicas pérdidas de vidas.

Si bien la mayoría de los fuegos (96%) fueron causados ​​por acciones humanas, se vieron agravados por el aumento de las condiciones de peligro de incendio impulsadas por el cambio climático.

Los incendios también afectaron a lugares Natura 2000 -la red de espacios protegidos de la UE- y representaron alrededor de un 43% de la superficie total quemada (unas 365.000 de las 900.000 hectáreas quemadas). Según el informe, el total de tierras calcinadas en áreas protegidas Natura 2000 en 2022 es la mayor en una década.

“Es una señal de advertencia de lo que el calentamiento global puede traer en los próximos años, a medida que las temperaturas aumenten y las sequías se vuelvan más pronunciadas en muchos países europeos”, según la Comisión Europea.

AVANCE DE 2023

Por otro lado, los datos correspondientes a 2023 muestran que hasta ahora los incendios forestales ya han quemado unas 500.000 hectáreas de terreno natural en la UE.

Ello incluye el mayor incendio forestal registrado en la UE, concretamente en Alejandrópolis (Grecia), con más de 96.000 hectáreas quemadas.

Este año se han vuelto a producir incendios forestales rampantes, difíciles de contener mediante la extinción tradicional por sus altas temperaturas, intensidad y velocidad. Fueron controlados solo cuando las condiciones meteorológicas mejoraron, lo que permitió a los bomberos combatir los incendios. Otros incendios forestales críticos en la UE se produjeron en Portugal, España, Italia y Grecia.

Según la Comisión Europea, la alta frecuencia e intensidad de los incendios forestales en verano coloca a los servicios de lucha de la UE en condiciones de peligro de incendio sin precedentes en las que, a menudo, la extinción aérea pierde su eficacia y la extinción terrestre resulta difícil o imposible. La tendencia de estos incendios sin precedentes se produce no solo en Europa, sino también en todo el mundo.