La UE estará representada por la Comisión Europea en el órgano de gobierno de la convención, encargado de aplicar las medidas de investigación, cooperación y acción. Esta convención quiere luchar contra la desertificación y mitigar los efectos de la sequía, tomando medidas a todos los niveles.

El objetivo final es facilitar el desarrollo socio-económico de las áreas más afectadas, principalmente africanas, aunque también de otras zonas, como Asia, América Latina, el Cribe y el Mediterráneo Norte.

En primer lugar, la convención investigará las situaciones regionales específicas, fomentando el intercambio de información entre las diversas áreas y la transferencia de tecnología entre ellas. Además, prevé la aplicación de estrategias a largo plazo para aumentar la productividad de las tierras y rehabilitar, conservar y aprovechar los recursos naturales, principalmente los hidráulicos.

Un aspecto importante de la convención consiste en financiar la adaptación reginal y la aplicación de las técnicas y métodos contra la desertificación a las características regionales. Este enfoque se adapta a la estrategia regional descentralizadora que la Comisión quiere adoptar en sus relaciones con otros países.

Bajo el control de la Conferencia de las Partes (órgano de gobierno), el Comité de Ciencia y Tecnología evaluará las instituciones y organismos ya existentes, para coordinar una red de distintas unidades para una mejor aplicación de la convención.