La nueva situación ha sido interpretada por el Gobierno británico como un éxito derivado de su actitud paciente ante el embargo y su campaña para controlar la expansión de la fiebre.

El veto se mantiene sobre las granjas de los condados ingleses de Norfolk, Suffolk y Essex, pero se levanta para el resto del territorio, lo que ha satisfecho a las organizaciones de ganaderos británicos, muy preocupados por los costes económicos qe suponía la situación.

Un equipo científico ha comprobado ya que siete de las granjas en las que se impuso la prohibición están libres de la epidemia y continuará realizando controles en unos 30 establecimientos más.

La UE podría levantar totalmente el embargo en el próximo comité veterinario si se comprueba que el brote ha sido totalmente erradicado.