Greenpeace ha asegurado que estos informes son la prueba definitiva de los riesgos medioambientales, y también los problemas económicos, que plantea la inclusón de PVC o ftalatos en ciertos productos.

"El veredicto ha sido claro. Los vertederos de PVC son una bomba de relojería, la incineración de estos desechos genera restos, a su vez, más peligrosos, y el reciclaje de estos materiales tampoco es una solución", señalaron estos ecologistas en una comunicación.

Los documentos de Bruselas indican que la cantidad de residuos de PVC blando se multiplicarán casi por dos de aquí a los próximos 20 años, es decir, de los actuales 4,1 millones de toneladas anules de ftalatos de la UE, se pasará a unos 7,2 millones de toneladas de desechos.

Además, los datos demuestran que el reciclaje mecánico de estos materiales no contribuye significativamente a afrontar la cantidad de vertidos en los próximos años, como asegura el grupo ecologista.

Por otro lado, añade Greenpeace en su comunciado, acumular en vertederos el PVC blando es "peligroso" porque las emisiones que libera pueden tener un impacto de hasta 80 años de duración. Además, los vertederos de PVC cotribuyen a la formación de dioxinas y furanos si se producen incendios fortuitos en dichos enclaves, según Greenpeace.