Por ejemplo, mientras las autoridades veterinarias de la UE buscan en cualquier tipo de carne 17 familias distintas de productos químicos, en Estados Unidos el control se limita a 3 familias. Además, el dietilestilbestrol, una hormona prohibida altamente cancerígena, dejó de ser investigada en 1991.

Al otro lado del Atlático, las cantidades máximas autorizadas para los productos veterinarios y los pesticidas son mucho más elevadas que en Europa. Concretamente, veinte veces más para la tetraciclina y cinco veces más para el DDT (clorofenotano) en la grasa animal.

Otra diferencia afecta a las muestras de análisis. En Estados Unidos éstas se obtienen en laboratorios, mientras que en la UE se toman directamente de las granjas.

Tres organismos federales se encargan de estas cuestiones en Estados Unidos: la FDA (Adminstración de Alimentos y Medicamentos), el Ministerio de Agricultura y la Agencia de Protección Medioambiental. Existe, además, un programa nacional de investigación de residuos (NRP). Sin embargo, en caso de que se impongan sanciones, éstas "son raramente aplicadas", denuncia el informe de la Comisión Europea.

Varios tipos de hormonas, como la trenbolona (empleada para acelerar el crecimiento de los animales), escapan al control del NRP. Otros controles han dejado de practicarse, como el del zeranol yel melengestrol (hace siete años). Lo mismo ocurre con el croranfenicol y los nitroimidazoles.

Dos especialistas en endocrinología y farmacología y un miembro de la Comisión Europea han dirigido este estudio. Han comparado productos alimenticios europeos y americanos: todo tipo de carnes pero también el pescado criado, los huevos, la miel y la leche. La diferencia de controles aplicados es tan preocupante que la Comisión Europea estudia la posibilidad de prohibir la importación de carnes frescas y de orral procedentes de Estados Unidos.