Trillo presentó el libro, que narra sus años al frente de Defensa, arropado por el presidente del PP, Mariano Rajoy, y por su compañero de filas y director del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato.

Un país que se precie, explicó, "tiene que saber estar a las buenas y a las malas, a las duras y a las maduras" y después de los atentados del 11-S los españoles "estuvimos donde teníamos que estar", demostrando "solidaridad sin demagogia".

"No es solidario, ni lícito, ni moral utilizar a las víctimas de un accidente o de una confrontación para arrojarlas como si fueran elementos dañinos contra la cabeza o la cara de un ministro o de un gobierno. El PP no lo ha hecho ni lo va a hacer nunca", sentenció.

Proclamó, en este punto, que no está dispuesto "a ser chivo expiatorio de ninguna tragedia ni convulsión nacional". "Se busca en las sociedades convulsas que un hombre pague por todos, pero en las libres sabemos que sólo la verdad nos hace libres".

Trillo asegura en su libro que la gestión de todo el Gobierno al que pertenecía logró una política de seguridad "coherente" hacia dentro y hacia fuera de las fronteras.

"España merece una política de seguridad y defensa coherente y clara, que sepa dónde va, y no improvisación, vacilación, incoherencia, tercermundismo y ridículo", añadió.

Precisó en varias ocasiones que el libro "no está escrito contra nadie", sino que pretende ser "testimonio de verdad, que al final resplandece y pone a cada uno en su sitio".

Defiende que España "nunca estuvo en guerra" con Iraq y alerta a posibles adversarios que en el PP "no hay deserciones" y que sus miembros están ahora "tanto o más unidos que nunca y así estaremos en el futuro" en el puesto en el que disponga Rajoy.

Relató cómo Aznar vio tras el 11-S la oportunidad para España de poner a ETA "donde tiene que estar", entre las bandas terroristas del mundo, "toda la referencia internacional que merece", añadió, en relación al último comunicado de la banda.

Sobre Marruecos y la crisis de Perejil, alertó al actual Gobierno: "Cuando uno tiene por vecino una autocracia, un Gobierno no democrático, tiene que saber ponerle freno, y se tiene que hacer con toda la fuerza que proporciona la legitimidad democrática de un Estado de derecho".

Trillo narra en su libro que Aznar le ofreció la cartera de Administraciones Públicas, pero ante el rechazo le dejó elegir y optó por Defensa "en el Gobierno del mejor presidente del Gobierno que ha tenido la democracia española".

En su intervención, Rajoy expresó su confianza en que el libro haga reflexionar "a algunos que han utilizado los sentimientos de la gente para sacar réditos". "La verdad acaba triunfando y la conciencia tranquila es el mejor bien que se puede tener, al menos si se es un hombre de bien", añadió.

Rajoy subrayó que las decisiones tomadas en su momento por Trillo, como la del conjunto del Gobierno, respondían a lo que se creía mejor para el interés general, y criticó duramente "el cortoplazismo, la propaganda y la demagogia" de quienes creen otra cosa.

Relató con ironía un pasaje del libro en el que Trillo cuenta cómo, a petición del nuevo presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, sugirió los criterios que debía reunir un ministro de Defensa: hablar inglés, conocer el Ministerio y tener un perfil político no demasiado alto.

Cuando Rodríguez Zapatero le comunicó el nombre del elegido, José Bono, Trillo se limitó a decir que encajaba en la institución. "Eso sí que es patriotismo", exclamó Rajoy.

Rato desgranó en su intervención, salpicada de ironías, las distintas etapas vividas junto a Trillo desde 1982 construyendo la alternativa que fraguó en 1996 y en las que ha habido momentos de todo tipo, también difíciles y tristes. "Pero el tiempo demuestra que las tragedias les suceden a todos, por desgracia, y que hacer política sobre las tragedias no es el camino".