Los hechos ocurrieron el 15 de junio de 1995, cundo un funcionario municipal descubrió un micrófono oculto en el despacho del alcalde, Jordi Galmés. El primer edil de Ses Salines reconoció desde un primer momento, y así lo mantuvo hoy durante la vista, que él mismo había colocado el micrófono con la ayuda de dos concejales "para gastar una broma".

Se da la circunstancia de que cuando ocurrieron los hechos, después de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo del 95, el PP había perdido la mayoría absoluta en Ses Salines, y el PSOE y u partido nacionalista estaban negociando la posibilidad de gobernar en coalición.

Según la tesis expuesta hoy por el fiscal, que pidió seis meses de arresto mayor y cuatro años de inhabilitación especial para los acusados, "el móvil no hay que buscarlo en una broma sino en la negociación y el proceso electoral que daba interés a lo que hablasen terceras personas". De hecho, el nuevo alcalde tomó posesión de su cargo dos días después del descubrimiento del micrófono.

Por contra, los tres acusados oincidieron en relatar que el micrófono lo colocaron con motivo de la celebración de "una fiesta de despedida y agradecimiento" a los concejales del PP que habían gobernado en la legislatura que tocaba a su fin. La defensa ha presentado como prueba de que el supuesto delito era "una broma" las portadas de los periódicos de los días en los que sucedieron los hechos, centradas en las supuestas escuchas del CESID a personajes famosos.

El ex concejal Andrés Vicens declaró que "queríamos hacer una imitació del CESID. La broma consistía en grabarles a todos durante la reunión para hacerles decir una burrada y después comentarles que tenemos un CESID en casa".