Segun informaron fuentes de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid, los arrestados detenidos son Wagen Mohamed Aboulnasr Noureldin, alias "Wagin", recluído en Ocaña II; su hermano Khaled, de 30 años; su esposa, Tafida Ali Izzal Gabr Ibrahim, de 41 y la española María de las Mercedes Romero Puente, de 22, a la que se le incautaron 5'5 gramos de heroína que ocultaba en la vagina.

La investigación policial comenzó a principios de junio, cuando responsables de la prisión denunciaron que estba funcionando una red de venta de heroína.

Según la policía, "Wagin" coaccionaba a las esposas de los presos y, si éstas no colaboraban, sus esposos sufrían malos tratos, pues al parecer ejercía un liderazgo sobre los demás presos. Los que colaboraban recibían como pago una parte de la heroína introducida.

Khaled y Tafida utilizaban como tapadera la empresa Nefertiti, sita en la Gran Vía, que estaba siendo vigilada por la policía desde hacía semanas.

A mediados de julio, los agentes identifcaron a María de las Mercedes Romero, con antecedentes por tráfico de drogas, entrando a las oficinas de Nefertiti.

Ese mismo día, por la tarde, tenía autorizada una comunicación "vis a vis" con su novio, recluído en Ocaña II. Cuando llegó a la prisión, la policía la cacheó y encontró en su vagina 5'5 gramos de heroína.

Las oficinas de Nefertiti estaban protegidas con dos puertas blindadas, un sistema de alarma y un circuíto cerrado de televisión.

Para poder entrar, una vez obtenida la autorzación judicial para el registro del inmueble, funcionarios de la brigada de Estupefacientes cortaron la corriente eléctrica y, camuflados de electricistas, entraron en las oficinas diciendo ir a arreglar la supuesta avería, momento en que los egipcios fueron detenidos.

En el registro se incautaron dos gramos de heroína, 300.000 pesetas y numerosas anotaciones en árabe correspondientes a operaciones de narcotráfico.

MUERTO POR 28 PUÑALADAS

Por otra parte, Claudio Rodríguez Alvarez, de 47 años, ue hallado muerto ayer con 28 puñaladas repartidas por todo el cuerpo en su domicilio de la calle Ancora de Madrid. La víctima estaba maniatada sobre la cama y las paredes del cuarto estaban salpicadas de sangre.

Su muerte debió producirse hace varios días. El fuerte olor que salía de la vivienda y su inasistencia al trabajo condujeron a la policía a entrar en el piso, que aparecía totalmente revuelto.