Este estudio revela también que un 90% de las personas que padecen la enfermedad son dependientes de sus familias, lo que supone para Ángel Luis Montejo, miembro del servicio de psiquiatría del Hospital Clínico de Salamanca, "una importante carga económica y emocional".

El informe establece que la edad media de detección de la enfermedad se ubica en los 17 años. Montejo se refirió a la esquizofrenia como "una enfermedad que aparece en la edad de adolescente" y agregó que los psiquiatras que la tratan la suelen calificar de "demoledora", ya que la persona a esta edad no ha formado sus "estructuras de defensa", apostilló el psiquiatra.

"Para muchas personasm esquizofrenia es sinónimo de locura perpetua", advirtió el psiquiatra, quien explicó así la "marginación y exclusión" que sufren estos enfermos, al tiempo que indicó que esto se debe al "tratamiento" que los medios de comunicación le han dado a lo largo de la historia.

Este es "el primer estudio clínico a gran escala" sobre esta enfermedad, según subrayó Montejo, quien a su vez desveló que 400.000 personas sufren esquizofrenia en España y que de ellas sólo el 20% trabaja. Así, el 80 % de los diagnosticados de la dolencia están atendidos por la sanidad pública.

NUEVO TRATAMIENTO

Por otro lado, en el mismo acto se presentó un nuevo medicamento, llamado Aripiprazol, que, según explicó Fernando Cañas, jefe del departamento de Psiquiatría del Hospital Lafora de Madrid, "estabiliza la actividad de la dopamina y disminuye los efectos secundarios, estabilizando de forma equilibrada los síntomas positivos y negativos de la enfermedad".

La dopamina es un neurotransmisor inhibitorio que controla a nivel neuronal "la estabilidad emocional de una persona", señaló Cañas. "El aripiprazol es el primer fármaco que no es bloqueante de la doamina", aseguró el psiquiatra, a la vez que agregó que el medicamento aporta "equilibrio, ya que no bloquea ni exalta al enfermo".

Finalmente, Cañas advirtió de que el 34% de los enfermos "no responde a ningún tratamiento médico" y añadió que uno de cada tres enfermos cambia de medicamento "constantemente".