El 93 por ciento afirma que fumar es perjudicial para la salud y considera que se deben adoptar medidas para reducir su consumo, aunque el 53 por ciento dice que fumar es un derecho del ciudadano y no hay por qué limitarlo.

Según este estudio sociológico, al 77 por ciento le parece bien o muy bien la ley, mientras que el 15 por ciento la juzga mal o muy mal. El 94 por ciento de los encuestados ve con buenos ojos la prohibición de fumar en hospitales, colegios, organismos del Estado o instalaciones deportivas cerradas, frente a sólo un 4 por ciento que rechaza esta limitación.

Además, el 77 por ciento valora positivamente que sólo se pueda encender un cigarrillo en las zonas reservadas a fumadores de bares y restaurantes, frente a un 18 por ciento que es contrario.

El porcentaje de acuerdo desciende al 73 por ciento cuando se trata de la prohibición de que los menores de edad entren en lugares en los que está permitido fumar. Además, al 20 por ciento le parece mal o muy mal esta restricción. El 78 por ciento se muestra de acuerdo con la imposición de límites a la publicidad del tabaco.

DIFICIL DE OBEDECER

Pese a este importante grado de acuerdo con la nueva ley, el 69 por ciento de los encuestados cree que no será fácil que la gente obedezca los preceptos de esta norma y sólo un 24 por ciento cree que el comportamiento de los fumadores se adaptará a las limitaciones.

Los encuestados están casi igualados cuando se trata de valorar si les molesta que se fume a su lado. El 50 por ciento declara que les molesta mucho o bastante, mientras que el 49 por ciento declara sentirse poco o nada molesto.

En todo caso, el estudio del CIS revela que el 70 por ciento cree que estas medidas contribuirán a mejorar la salud de los españoles, mientras que un 24 por ciento piensa que no afectarásignificativamente a este objetivo.

La encuesta indica que el 32 por ciento de los fumadores adquirieron este hábito antes de los 16 años y el 43 por ciento entre los 16 y los 18. A tres cuartas parte de los encuestados les gustaría fumar menos y el 70 por ciento preferiría dejar de fumar.

El 47 por ciento de los fumadores reconoce haber intentado dejar el hábito en más de una ocasión, mientras que el 18 por ciento sólo ha hecho una intentona. Además, el 60 por ciento tiene pensado abandonar el consumo de cigarrillos.

Cuando se trata de sus hijos, los encuestados lo tienen claro y el 86 por ciento asegura que de tener un hijo adolescente que comience a fumar, trataría de convencerle de que no se convirtiera nunca en fumador habitual, mientras que el 6 por ciento le recomendaría que lo dejara para cuando tuviera más edad, y sólo el 5 por ciento no les diría nada.