Urrialde citó la paradoja de Australia, un país muy sensibilizado con el medio ambiente que, sin embargo, en la reunión internacional se alineó con los seis estados partidarios del libre comercio y no apoyó la propuesta de protocolo de seguridad sobre alimentos transgénicos.

"Creo que a los consumidores y a las asociaciones de consumidores no nos tienen que utilizar como armas arrojadizas para frenar o poner impedimentos al libre mercado, pero también creo que cuano sospechemos el más mínimo riesgo medioambiental o para la salud humana, hay que ser tajantes y pedir que eso se autorice o se registre", indicó el portavoz de la UCE.

José María Múgica, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), manifestó a Servimedia que "es dramático que la única argumentación para llegar a esta situación sea económica y no se hayan tenido en cuenta los posibles efectos para la salud".

"Para nosotros, lo fundamental es que antes de poner en marcha cualquiertipo de comercio de organismos transgénicos hay que descartar el menor riesgo para la salud. Es un tema muy preocupante para nosotros", concluyó Múgica.

Por su parte, la Confederación Estatal de Consumidores y Usuarios (CECU) pidió hoy "una moratoria al cultivo de variedades transgénicas y a la comercialización de alimentos manipulados genéticamente".

La Confederación de Organizaciones de Amas de Casa (Ceaccu) considera "muy grave e inaceptable el resultado de la Cumbre de Cartagena sobre el comecio de transgénicos. Al impedirse el etiquetado de estos productos se está imponiendo el consumo de alimentos transgénicos sin el conocimiento ni el consentimiento de los consumidores".