Partidos políticos como IU y EA, así como sinicatos del Cuerpo Nacional de Policía, han denunciado la falta de coordinación entre policías, además del hecho de que se produjera en el suceso la intervención de agentes de la Guardia Civil, que no tienen competencias para actuar en zonas urbanas.

Aunque los aspectos relativos al incidente están siendo investigados de oficio en un juzgado, y por parte de la Policía Judicial, todo indica que los funcionarios de la Benemérita no pretendieron en ningún momento asumir competencias que no les corresponde, ni interferir en la labor de la Ertzaintza.

Las fuentes consultadas resaltaron que los hechos que coincidieron aquella noche, con el desplazamiento irregular del vehículo camuflado de la Ertzaintza, levantaron la sospecha de los agentes de la Guardia Civil hasta el punto de promover su intervención.

Aunque los guardias civiles deberían haber informado de sus sospechas a la Ertzaintza (o en su defecto al Cuerpo Nacional de Policía), el temor a que el sistema de comunicación interna estuviera intrvenido por elementos abertzales, lo que ya ha ocurrido en otras ocasiones para controlar los movimientos policiales, habría hecho desistir a los funcionarios de la Benemérita, que optaron por actuar 'en caliente'.