El gesto de Thuram resultó muy polémico entre la derecha francesa porque el caso de estas familias inmigrantes de raza negra se ha convertido en un test de la política de rigor aplicada por el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, para controlar los flujos migratorios. Un rigorismo que también se ha traducido en una reciente regularización de sólo 6.000 de más de 20.000 extranjeros que presentaron su documentación ante la policía para intentar normalizar su situación en Francia.

Yves Jégo, diputado del UMP (partido gobernante en Francia) considerado como próximo a Sarkozy, manifestó que Thuram es un imcompetente en el terreno político y que se merecen ver la tarjeta roja quienes "recompensan a los que han decidido, a menudo durante varios años, no respetar las reglas de la República".

Más duro aún fue Phillipe de Villiers, presidente del Movimiento por Francia, una formación conservadora y chauvinista, quien se ha declarado consternado al ver a "multimillonarios" que se dedican a dar lecciones a los franceses, por lo que sugirió irónicamente a Thuram que vaya aún más alla y proporcione a los "sin-papeles" albergue y comida.

La invitación de Thuram, sin embargo, fue recibida con entusiasmo por un portavoz de los "ocupas", quienes tras su expulsión del edificio que ocupaban viven en un gimnasio cedido por un ayuntamiento socialista en la localidad de Cachan. "Esta muy bien que Thuram nos apoye, así Francia sabe que nosotros seguimos aquí. El equipo de Francia es un buen reflejo del país", explicó.

Thuram ya se había ganado las críticas de un sector del mundo político de Francia durante la pasada crisis de los suburbios, en la que cientos de coches fueron quemados. Entonces, Thuram, que vivió su juventud en uno de esos barrios, recriminó al propio Sarkozy que dijera que esas zonas debían ser 'limpiadas' a fondo, observación a la que el ministro contestó recordándole que él es un multimillonario que vive fuera de su país (entonces en Italia, jugando para la Juventus).