"España perdería muchos amigos en Europa actuando de esa manera, en un tiempo en que las compañías españolas están lanzando grandes operaciones de compra transfronterizas", señala el semanario, que pone como ejemplos "la oferta de Ferrovial, una firma de construcción, para comprar BAA, propietaria de Heathrow, el aeropuerto europeo de más actividad, o la puja de Telefónica por O2, un operador británico de telefonía móvil".

Sin embargo, "The Economist" apunta también que una eventual fusión entre E.ON y Endesa plantea un dilema al comisario de Competencia, Neelie Kroes, porque "va contra sus esfuerzos de aumentar la competencia en los mercados energéticos europeos".

Kroes, recuerda el semanario, advirtió el pasado 16 de febrero de que las compañías energéticas se enfrentan a "fuertes sanciones anti-trust por sofocar a sus competidores y mantener los precios anormalmente altos".