"THE ECONOMIST" CREE "UN ERROR" QUE LAS EMPRESAS DESTINEN FONDOS Y ESFUERZOS A RESPONSABILIDAD SOCIAL - "Los intereses empresariales egoístas sirven ya a un fin social", defiende la revista
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La revista británica "The Economist" irrumpe en su último número en el debate sobre la conveniencia de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en las empresas y asegura que es "un error" destinar fondos y esfuerzos a este capítulo, ya que, a su juicio, el trabajo normal de las compañías ya sirve a un fin social, al dar empleo y mantener relaciones cordiales con clientes, accionistas y trabajadores.
Así de rotunda se muestra la revista, de tendencia neoliberal capitalista, que en su último editorial se pregunta sobre la RSC y sobre lo que significa realmente este concepto.
Según "The Economist", para hacer el bien, "una empresa bien dirigida sólo tiene que dedicarse a obtener beneficios para sus accionistas, siempre y cuando lo haga en el marco de una competencia leal, mantenga un comportamiento honesto y cumpla la ley".
"Los trabajadores se beneficiarán de su trabajo para la empresa y los clientes de sus productos. Por su parte, la empresa se esforzará en mantener las mejores relaciones posibles con clientes, accionistas y trabajadores por su propio interés y sin necesidad de iniciativas desinteresadas. Así pues los intereses empresariales egoístas servirán a un fin social", afirma el editorial.
"The Economist" cita incluso al padre de la economía moderna, Adam Smith, quien en su libro "La riqueza de las naciones" ya apuntaba que el hecho de que las sociedades capitalistas avancen se debe al interés egoísta de las empresas en lograr beneficios.
La revista considera que, actualmente, las empresas ya no se pueden limitar a desarrollar su negocio, sino que se les exige que incrementen su responsabilidad social, lo que ha provocado en ocasiones la "ávida" respuesta de algunas compañías, especialmente las más grandes, que, "a la menor oportunidad", se lanzan a cumplir con su responsabilidad social para "redimirse" de las supuestas penas del sistema capitalista.
Sin embargo, alerta de que "algunos defensores de la RSC son cínicos", ya que "sólo promueven este concepto de boquilla, y luego se ríen por lo bajo". Sin embargo, reconoce, otros son auténticos creyentes, fervientes partidarios de un capitalismo más suave y amable.
Pero hay un aspecto que todos los promotores de esta política tienen en común, agrega "The Economist", y es que se basan en un análisis defectuoso -peligrosamente defectuoso cabría decir- del sistema capitalista que pretenden redimir.
"Los defensores de la RSC creen que el capitalismo sin adornos no sirve al interés público, y que conformarse con obtener beneficios sólo para sus accionistas no contribuye al bien común", por lo que "para saldar su deuda con el bienestar social, deben acudir a la RSC".
Como respuesta, la revista concluye que "el estilo de vida que disfrutamos actualmente los occidentales es producto del egoísta interés de las empresas en los beneficios, y poco más".
Finalmente, alerta de que determinadas actuaciones supuestamente sociales tienen efectos contrarios a los esperados.Cita por ejemplo el caso de las multinacionales que han retirado su inversión de países en vías de desarrollo con prácticas laborales abusivas y recuerda que esta medida, lejos de ser responsable, perjudica a los ciudadanos de las naciones pobres afectadas, que de este modo se ven privados de unas condiciones laborales mejores que las habituales en su país, así como de los beneficios derivados de la inversión de capital por las multinacionales.
(SERVIMEDIA)
23 Ene 2005
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