"THE ECONOMIST" ALERTA DE QUE EL SOBORNO Y LA CORRUPCIÓN SON MALES ENDÉMICOS EN RUSIA
- Advierte de que la crisis puede provocar que en Rusia se tomen "medidas proteccionistas" y nacionalizaciones
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El soborno y la corrupción son males endémicos en Rusia, un país, según "The Economist", gobernado por "ex componentes de la KGB que ven enemigos en todas partes" y "aplastan" a la oposición.
El semanario económico publica en su último número un informe especial en el que repasa la evolución industrial, política, económica y demográfica de Rusia.
Según este documento, en los últimos 10 años, Rusia se ha convertido en una potencia mundial. Su industria petrolera, el gas y los metales, suponen un 80% de sus exportaciones, lo que ha supuesto un crecimiento de su economía en un 7% a lo largo de los últimos cinco años.
El gobierno ruso, por su parte, "no ha aprovechado los buenos momentos de su economía, en lo que podría haber saneado el sistema bancario, reformado los mercados de capital, fortalecido los derechos sobre la propiedad y establecido el cumplimiento de la ley".
"Mientras el precio del petróleo seguía en aumento, nada de lo que Rusia pudiera hacer (desde la expropiación de la petrolera Yukos, hasta el cese de intercambio de los acuerdos sobre producción), parecía evitar el flujo continuo de dinero hacia el mercado de acciones ruso", explica el informe.
EL "APRETÓN" DE LA CRISIS
"La tarea de aumentar las arcas de capital estaba en manos de bancos extranjeros y mercados capitales. Sin embargo, este progreso se ve ensombrecido por el fantasma de la crisis financiera mundial", añade.
"The Economist" sostiene, en este sentido, que "Rusia está sintiendo el apretón: sus problemas son tanto económicos como políticos".
"Ahora el capital extranjero comienza a salir rápidamente del país y el gobierno llena este vacío con medidas proteccionistas".
"Llevar a cabo un proceso de nacionalización de las empresas es arriesgado en cualquier país, pero en Rusia, con la debilidad de sus instituciones y los poderosos clanes del Kremlin, es probable que ello conduzca a una redistribución de la propiedad entre la elite gobernante", afirma "The Economist".
"Rusia está gobernada por ex componentes de la KGB, hombres como el señor Putin, que ven enemigos en todas partes. Como resultado, políticos de la oposición son aplastados. De la misma manera, mientras los periodistas independientes arriesgan su vida para denunciar los hechos, el Estado y los medios de comunicación estatales se centran en lanzar una campaña de propaganda antiamericana", continúa.
Además, "el soborno y la corrupción se han vuelto tan endémicos que se perciben como hechos normales".
Por ello, "puede que Rusia no lleve a cabo el proceso electoral democrático con normalidad, o que no se cumpla la ley, pero tiene una institución con bagaje histórico que funciona: la corrupción", escribe "The Economist".
(SERVIMEDIA)
27 Nov 2008
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