En su artículo, titulado "Inseguridades globales", explica que al concepto clásico de inseguridad, referido a la integridad personal, se suman ahora sensaciones derivadas de las dificultades económicas, la inestabilidad de las referencias familiares y el fracaso del sistema capitalista.

Tezanos asagura que "el dinero que había en nuestras sociedades no ha desaparecido de repente, sino que continúa existiendo, e incluso se alimenta con nuevas inyecciones dinerarias, pero no circula".

Y cuando el dinero no circula, "los comerciantes no venden, los transportistas quedan parados, los empresarios no producen y los empleos empiezan a verse en peligro, de forma que muchas personas no tienen dinero suficiente para gastar".

Esta crisis de confianza se ve agravada por la precarización del tabajo, por las incertidumbres en torno a la familia y a laspropias posibilidades de tener un proyecto vital autónomo, y por el debilitamiento de las creencias y modelos de pertenencia.

Esta falta de "agarraderas vitales", añade Tezanos, también empeora por el modelo capitalista en vigor, que incluso pone en cuestión "algo tan vital" como "la seguridad en el futuro de nuestro propio hábitat".

Por todo ello, muchos ciudadanos se sienten "atemorizados y paralizados". Frente a esta situación los que abogan por una buena gobernanza mundial no han resuelto los problemas que plantearía la implantación de un gobierno "democrático mundial".

Tezanos concluye que habría que asumir que la globalización, tal como está planteada, sólo resulta útil a los que hacen grandes negocios y fortuna, por lo que aboga por una "gobernable regionalización cooperativa y equilibradora de la globalización".