De los datos del informe, publicado en el último número de la revista de la AVT, destaca que el perfil de la víctima directa de un atentado terrorista es un varón casado perteneciente a los cuerpos de seguridad del Estado, militar o civil.

En la mayoría de los casos tiene un nivel educativo que se distribuye entre estudios primarios (27,7%) y BUP/FP (22,7%), aunque también un 16,9% tiene itulación media o superior.

En cuanto a su situación actual, la mayoría de los supervivientes de un atentado están en activo, si bien a un 22,7% se les ha concedido la invalidez laboral por las secuelas físicas o psicológicas del atentado.

La edad media de las víctimas que han sufrido un atentado se sitúa entre los 35 y 65 años, aunque un 12% de las víctimas son menores de edad.

Por lo que se refiere al método utilizado para perpetrar el atentado, el informe señala que un 46,6% de las víctims lo sufrieron con explosivos y un 33,6% fueron tiroteadas o ametralladas.

El estudio agrega que el 80,2% de los atentados van dirigidos contra personas concretas. Sin embargo, un 8,6% de las víctimas han sufrido atentados con explosivos dirigidos indiscriminadamente. Un 4,8% han sido víctimas de incendios provocados, un 0,3% de desactivación de explosivos y un 0,2% de secuestros.

Este estudio de la AVT informa también de que el 93,7% de los autores de los atentados terroristas son reconocidos, l que significa que en la gran mayoría de los casos la víctima o su familiar conoce la identidad del terrorista.

Los atentados produjeron muertes en un 80,4% de los casos. Además, el 49,6% de los atentados producen heridos con secuelas permanentes y el 41,6% provocan pérdidas de bienes materiales significativos.

El informe revela también que la mayoría de las víctimas vivía en el lugar en que se cometió el atentado, mientras un 33,9% sufrió la agresión en un lugar distinto al de su vivienda habitul. Tras el atentado, tan sólo un 23,6% de los afectados siguió residiendo en el mismo lugar.