La carrera por este negocio, cifrado en torno a los 200.000 millones de pesetas, empezó el pasado mes d septiembre, cuando el Gobierno publicó en el BOE las condiciones para participar en el concurso de adjudicación de la segunda licencia de telefonía móvil automática (TMA) con tecnología GSM.

En esas fechas los mayores grupos empresariales y financieros de España habían tomado posiciones en alguna de las cinco ofertas que se perfilaron para optar al permiso gubernamental, y que hicieron caso omiso de la recomendación de Borrell de unir sus fuerzas para concretar la decisión entre dos o a lo sumo tres pciones.

Fueron las condiciones del concurso las que forzaron la toma de decisiones con la entrada de nuevas firmas de telecomunicaciones internacionales y la salida de importantes grupos empresariales y financieros españoles, sobre todo por la elevada cifra que se ha impuesto como canon por la concesión, más de 50.000 millones de pesetas que los dos grupos finalistas elevaron a 84.000 millones en el caso de ARS (Airtel-Reditel-Sistelcom) y 89.000 en el de SRM-Cometa.

Momentos antes de fijar ese recio por las empresas, algunos de los grupos que habían apostado más fuerte, como El Corte Inglés, Repsol, FCC o Prisa, decidieron abandonar por considerarlo "muy caro".

Aunque Borrell no ha querido revelar el contenido exacto de la oferta del ganador, para no lesionar sus intereses frente a la competencia de Telefónica, el pliego de condiciones del concurso fijaba ya algunas de las condiciones que deberá cumplir el segundo operador de TMA, como la constitución de una fianza de 4.000 millones de peseas en un plazo máximo de 15 días.

El ministro explicó que el mercado de telefonía móvil en España, según los datos aportados por los propios consorcios, tiene un techo de unos tres millones de abonados, frente a los 400.000 con los que cuenta actualmente Telefónica.

Esto no impide, explicó, que el ministerio no convoque un concurso para telefonía móvil computerizada, tecnología que ya ha sido exigida por la Comisión Europea, entre 1996 y 1997.

Borrell dijo también que en el plazo de un mes e Gobierno fijará una banda tarifaria para la telefonía móvil, que permita a Telefónica mantener su actual servicio analógico -tecnología más anticuada- hasta que el GSM se implante totalmente.

Eso implica, añadió, que Telefónica podrá disminuir las tarifas que aplica actualmente a algunos de sus servicios móviles.