Matutes, que sufrió un infarto el pasado 29 de marzo, explicó cómo superó su adicción: "Sencillamente, le dije no al tabaco. Y el magnífico resultado experimentado en mi salud ya en los primeros días hace olvidar cualquier posible adicción".

El infarto ha servido al ministro para coprobar que el cuerpo humano es una "maravillosa y compleja obra divina", aunque "limitada", y que los hombres a la postre "somos frágiles".

"No me he vuelto hipocondriaco, y nunca lo he sido. Pienso que el hipocondriaco desconfía en partes iguales de la Providencia y de los médicos, y en ambas instancias tengo puestas en este momento, con toda confianza, mis ilusiones, mis expectativas y mis proyectos. Les hago caso y les ayudo cuidándome en la medida de mi capacidad", añadió.

El ministro recuerd que siempre cuidó su agenda y sus alimentos, "pero lo cierto es que ahora veo que un poco de moderación en mis programas de actividades no me viene mal, y que un cierto sosiego aceptado y nunca impuesto me permite saborear más y dedicarme mejor a las actividades de nuestra política exterior".

"Una de las reflexiones que pueden hacerse en casos como el mío pudiera ser la relativa al papel de la familia en la propia vida. Y la mejor conclusión a la que se puede llegar es que debemos cuidarles, estar jutos y conversar. Y eso ya es un beneficio en sí mismo, y es una de las mejores medicinas y recompensas que la Providencia y los facultativos nunca pudieron dispensarnos", explica.