Se trata del capitán Scott Oltman y el copiloto Dillon Shepley que iban al mando del vuelo doméstico 1002 de GO! el pasado 13 de febrero, en el que viajaban 40 pasajeros desde la localidad hawaiana de Honolulu a la de Hilo, pero no pudieron tomar tierra en el aeródromo de esta última porque volaban con el piloto automático y no despertaron a tiempo.

La torre de control del aeropuerto de Hilo efectuó 12 llamadas durante 17 minutos al observar que el aterrizaje previsto de su vuelo no se producía y que se salían de su ruta aérea, e incluso contactó con el piloto de otro de los vuelos de Go! con la esperanza de que este último pudiera advertirles de lo que ocurría.

Cuando los controladores aéreos de Hilo lograron ponerse en contacto con los pilotos del vuelo 1002, éstos habían dejado atrás el aeropuerto y tuvieron que dar la vuelta para poder aterrizar, lo que finalmente consiguieron sin más incidentes.

Por ello, la FAA acaba de decretar la suspensión del permiso para volar del capitán Oltman durante 60 días, y durante 45 días al copiloto Shepley.

Go! despidió a los dos pilotos en abril, por lo que amboshabrían cumplido el tiempo de suspensión establecido por la FAA el 9 de septiembre, aunque de momento se desconoce si ya están trabajando para otras aerolíneas.

La FAA no ha sancionado a Go! porque la investigación ha revelado que se respetaron los periodos legales de descanso de los trabajadores, y tampoco se han encontrado indicios de falta de presurización, o problemas de monóxido de carbono en la cabina del aparato que pilotaban, que hubieran podido provocar la somnolencia en los pilotos.