La mención más novedosa hace referencia a la similitud de los pulsadores que aparecen en un vídeo reivindicativo aparecido en el piso de Leganés donde se suicidaron los supuestos autores materiales del 11-M con los interruptores que "ETA viene utilizando desde antiguo".

Así consta en un informe pericial, incluido dentro del sumario elaborado por el juez Del Olmo, que el Juzgado solicitó sobre el chaleco-bomba que los terroristas mostraban en uno de los vídeos que grabaron tras la masacre.

El documento policial afirma que "ETA viene utilizando desde antiguo un interruptor pulsador semejante a los que aparecen en el vídeo". Asimismo, recuerda que la banda utilizó el 4 de marzo de 2002 "la técnica del chaleco para introducir un artefacto explosivo en el edificio de la Bolsa de Bilbao", aunque cree que "no se pueden establecer similitudes fehacientes" con otros casos similares ocurridos en España.

En las otras seis ocasiones, el nombre de ETA aparece por declaraciones de los implicados en la "trama de Asturias" que supuestamente facilitaron los explosivos a los autores de los atentados del 11-M.

La referencia más relevante a ETA, en este sentido, viene motivada por la declaración ante el magistrado Del Olmo de un testigo protegido, el cual asegura que Antonio Toro y el confidente policial "Nayo" se dedicaban a verder explosivos a los terroristas vascos a cambio de dinero.

En uno de los intercambios, ocurrido antes de los atentados del 11-M, en el parking del Club El Horóscopo de Gijón, el testigo sostiene que acabó produciéndose "una persecución hasta con disparos que efectuaron los de ETA contra la furgoneta en la que iban Toro y Nayo".

Otro testigo protegido declaró en la Audiencia Nacional que el confidente policial Nayo había llegado incluso a entrar explosivos a un agente de la Guardia Civil "para que él se lo dé a ETA".

El juez pone en duda la veracidad de estos hechos, contados a sendos testigos protegidos por José Ignacio Fernández Díaz, alias "Nayo". El juez considera que esta persona es una fuente de "nula consistencia" y, por lo tanto, desecha esa línea de investigación.

En otra parte del sumario, vuelve a mencionarse a ETA por las manifestaciones del confidente de la Guardia Civil Rafa Zouhier sobre una conversación que mantuvo tras el 11-M con varios agentes. Uno de ellos le preguntó si tenía alguna relación con los atentados de Madrid, a lo que él respondió preguntado "si habría sido ETA".

La octava mención a la banda terrorista ETA aparece con motivo del interrogatorio a Emilio Suárez Trashorras, en el que asegura que el 11-M no pensó que la dinamita que él vendió a los islamistas fuera la utilizada en los trenes, ya que "en este momento no había ningún indicio de que no hubiese sido ETA".

De las 1.460 páginas que contiene el sumario, el nombre de ETA sólo aparece en cinco de ellas. En las actuaciones iniciales del magistrado, en el análisis de las pruebas recopiladas o en las referencias a los autores de la masacre no hay ninguna alusión a la participación expresa o indirecta de ETA en los atentados.