Esta es la conclusión a la han llegado responsables de la investigación del caso tras comprobar que Peñafiel se pegó un tiro en la cabeza de trayectoria diagonal, sin dañar en profundidad la masa encefálica.

Según una primera recomposición del suceso realizada por los investigadores, Peñafiel mató a Turión en el despacho de éste. Le disparó un tiro en la nunca, por la espalda, sin que la víctima pudiera ver quien era su asesino.

A continuación, Peñafiel se dirigió hacia el despacho del teniente coronel Lázaro, que estaba acompañado de un empresario de Albacete. Efectuó un disparo, que no llegó a ser mortal, e intentó también matar al empresario.

Peñafiel fue en busca de su siguiente objetivo y entró en la enfermería. En esos momentos estaba pasando consulta el médico civil Francisco Naharro, pdre de la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, a quien mató también con un disparo en la nuca.

Hasta ese momento Peñafiel empleó cinco balas. La última bala fue para él, pero no se disparó en la nuca, ni en la sien, ni en la boca, quizás con la pretensión de no quitarse la vida, según creen los investigadores.