LA "SOMBRA" DE LA DESAPARICION AMENAZA AL CDS TRAS EL FRACASO ELECTORAL DE CATALUÑA Y LA DIMISION DE TEIXIDO
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Seis meses después de celebrar un congreso extraordinario conel que se pretendía alejar el "fantasma" de la disolución, esta posibilidad vuelve a planear sobre el futuro del CDS tras los malos resultados electorales cosechados el domingo en Cataluña y la dimisión de Antoni Fernández Teixidó como secretario general.
Los días 28 y 29 de septiembre de 1991, un millar de compromisarios de toda España impusieron a Fernández Teixidó, secretario general, y a Rafael Calvo Ortega, presidente, enfrentados políticamente, una cohabitación en la dirección de CDS para supera el vacío dejado cuatro meses antes por el fundador, Adolfo Suárez.
Este, a su vez, había puesto colofón a su carrera política dirigente en la noche electoral del 26 de mayo de 1991, dimitiendo como presidente del partido debido a la pérdida de más de la mitad de los concejales y diputados autonómicos que obtuvo el partido en 1987.
Con posterioridad renunciaría a su escaño en el Congreso de los Diputados, pero su figura dejó de ser pública esa misma noche, nueve años después de comenzar una aventra política con la famosa "travesía del desierto", que protagonizó con su amigo Agustín Rodríguez Sahagún en 1982 (el año de la victoria del PSOE, tras la debacle de UCD, el CDS sólo obtuvo dos escaños).
En las elecciones generales de 1986, CDS sorprende al obtener 19 diputados en el Congreso y varios europarlamentarios en las primeras elecciones al Parlamento Europeo que se celebraron en España, tras el ingreso de nuestro país en la CE. Ello le valió que se le comenzase a ubicar en el espacio polític como fuerza "bisagra" entre los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP.
Esta tendencia se confirma un año después, en junio de 1987, al obtener en las elecciones autonómicas y municipales 5.952 concejales y decenas de diputados autonómicos que eran la "llave" para cualquier composición de gobierno.
PACTOS POLEMICOS CON EL PP
No obstante, esa función de "bisagra" propiamente dicha sólo adquirirá forma en junio de 1989, cuando el CDS firma con el PP los polémicos acuerdos municipales y autonómicosque convierten a Agustín Rodríguez Sahagún en alcalde de Madrid.
Durante cuatro meses, el PSOE, principal afectado por los pactos, intentó presentar a un CDS entregado al entonces Partido Popular de Manuel Fraga, y los centristas, por su parte, acusan a los socialistas de utilizar los medios de comunicación pública para desvirtuar lo que son acuerdos bilaterales de gobierno.
El 28 de octubre de 1989, fecha de las últimas elecciones generales, el CDS baja de 19 a 14 diputados y comienzan los problmas internos para Adolfo Suárez.
Este convoca un congreso extraordinario del partido en Torremolinos, en el que se reconoce que los pactos con el PP fueron un error, no tanto por el hecho en sí como por que el PSOE había logrado transmitir la imagen de que el CDS se había "entregado" a Fraga.
En el año y medio siguiente, Suárez intentará recomponer sus relaciones con el PSOE, pero, según algunos análisis de prensa publicados entonces, lo que hace es dar "bandazos": primero con el PP, luego con lo socialistas. Por si fuera poco, Fraga había sido sustituido en la Presidencia del PP por José María Aznar, quien anuncia su intención de "centrar" el partido.
Todo ello le traerá consigo a Suárez no sólo un desgaste de imagen, sino problemas internos: su amigo Agustín Rodríguez Sahagún, que guarda silencio sobre temas de política nacional, comienza a mostrarse de acuerdo con otros dirigentes de partido en que es un error la política de "bandazos".
PRIMER BATACAZO ELECTORAL
Ante el previsible btacazo electoral, Rodríguez Sahagún no se presenta a la reelección como alcalde de Madrid en los comicios municipales y autonómicos del 26 de mayo de 1991. Resultado: el CDS pasa de ser el partido gobernante en el Ayuntamiento a no obtener concejales.
Y no sólo eso. En toda España el CDS obtuvo 2.568 concejales, frente a los 5.952 logrados en 1987, menos de la mitad. Esa misma noche Adolfo Suárez anuncia su dimisión irrevocable y se autorresponsabiliza del desastre electoral.
El partido queda en anos del entonces secretario general, José Ramón Caso, que se convierte en presidente en funciones. Su primera decisión de peso es convocar un congreso extraordinario para intentar salvar el "centro liberal y progresista" del que Suárez se reclamó heredero cuando sucumbió UCD.
Pero Caso no logra controlar el partido y durante todo el verano (el congreso se celebró los días 28 y 29 de septiembre) se alzan voces cualificadas señalando que el problema de CDS no se soluciona sólo con la dimisión de Suárez sino que hay que cambiar el proyecto del CDS en origen.
Consecuencia de ello es que confluyen en el congreso, sin consenso previo, varias concepciones del partido aparentemente irreconciliables: los que se reclaman "herederos" del legado de Suárez (la dirección en funciones, encabezada por Caso, y numerosas federaciones), los "renovadores" (que encabeza Antoni Fernández Teixidó) y una tercera vía patrocinada por Rafael Calvo Ortega.
"NO ES IRREVOCABLE"
El congreso se celebra de forma convulsacon el "fantasma" de la disolución pendiente, sobre todo teniendo en cuenta los resultados de los sondeos, que pronostican la "desaparición" del CDS. En medio de un gran varapalo a Caso y el resto de la dirección (los grandes perdedores, puesto que todas las ponencias oficiales fueron rechazadas), Fernández Teixidó y Rafael Calvo Ortega son elegidos casi por aclamación.
Cuando ya se sabía perdedor, Caso hizo un llamamiento dramático a la cohesión interna, "porque nos jugamos la supervivencia del CDS"
Hoy, Antoni Fernández Teixidó, en la rueda de prensa en la que anunció su dimisión por no haber obtenido ningún escaño en las elecciones catalanas del pasado domingo (en 1988 logró tres), advirtió que la decisión "no es irrevocable" y se mostró esperanzado en que el mensaje renovado del CDS cale en los electores.
(SERVIMEDIA)
17 Mar 1992
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