A su juicio, "no se puede convertir en entidad delictiva el chismorreo entre personas que han sido muy amigas, y no se puede convertir en objeto de investigacón penal la animosidad o enemistad producida como consecuencia de una excesiva previa confianza".

Pablo Castellano insistió en que "el exabrupto, el desahogo, la incontinencia y hasta la falta del sentido de la prudencia son cosas que no merecen aplauso, pero hasta llevarlas como un tema delictivo, me parce muy exagerado". "No se puede convertir en conspiración para delinquir lo que a lo mejor no ha pasado de mero juego de intriga o de comentario desafortunado", consideró.