En rueda de prensa, el secretario general de CCOO, José María Fidalgo, y el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, señalaron que quieren "ejemplificar" este día de lucha por el trabajo decente en su postura en contra de esta directiva.

Según Fidalgo, la directiva europea de tiempo de trabajo, que eleva por encima de las 70 horas la jornada laboral máxima, va en "contra de la negociación colectiva" y destacó que la pasada semana el Congreso de los Diputados aprobase una proposición no de ley para instar al Gobierno a que lidere el rechazo a esta normativa.

Asimismo, señaló que los otros objetivos de esta jornada son la generalización del trabajo decente y reclamar que los Gobiernos del mundo desarrollado se esfuercen por cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU en la lucha contra la pobreza.

Por su parte, Ferrer destacó que la "vinculación" de este día con la directiva se debe a que la normativa europea se ha convertido en "uno de los pasos para desmantelar" un modelo de bienestar fruto de "un largo proceso de avance en derechos sociales".

La celebración de esta jornada partió de la Confederación Sindical Internacional (CSI), que nació hace dos años de la fusión de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (Ciosl) y de la Confederación Mundial del Trabajo (CMT) y que es la mayor organización sindical del mundo al representar a más de 300 centrales sindicales que cuentan con más de 170 millones de afiliados.

En su renión de noviembre de 2007, la CSI decidió organizar el 7 de octubre la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.

En España, además de los dos sindicatos mayoritarios, también se han unido otras organizaciones sociales como la Plataforma 2015 y más, Acsur, la Asamblea de Cooperación por la Paz, Attac, Cecu, la Coordinadora de ONGD-España, el Consejo de la Juventud, el Foro Social de Madrid, la Red de Fundaciones Paz y Solidaridad-CCOO, Intermon-Oxfam, Iscod-UGT, Paz ahora y Setem.

Precisamente el coordinador de la Plataforma 2015 y más, Pablo Martínez, también participó en la rueda de prensa, donde aseguró que la lucha contra la pobreza "no es sólo una cuestión de solidaridad, sino de justicia y de inteligencia".

En este sentido, afirmó que "la intensidad de la pobreza sigue creciendo exponencialmente" y añadió que para luchar contra esta lacra es necesario "extender los derechos económicos, sociales y culturales".

Por otro lado, Fidalgo aseguró que la actual crisis económica mundial "demuestra que no se puede tener un mundo rico y justo olvidando su trabajo". "La primera riqueza del planeta es el trabajo de las personas", añadió el secretario general de CCOO.

El dirigente sindical explicó que, en su opinión, el trabajo decente "es el trabajo con derechos, con una red de protección dentro de la empresa y fuera", así como el derecho a sindicarse y a tener un convenio colectivo. "El mundo no será pacífico y rico mientras no acabemos con la lacra del trabajo indecente", aseveró.

ACTOS PARA EL DÍA 7

Por su parte, el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, fue el encargado de detallar las acciones que los dos sindicatos han organizado para celebrar esa jornada, que, según precisó, "no será de reflexión, sino de acción".

Así, además de los actos que organizarán las federaciones territoriales de las dos centrales sindicales el mismo 7 de octubre, Ferrer subrayó la celebración el próximo 1 de octubre de un acto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid al que asistirá el secretario general de la CSI, Guy Ryder.

Al termino de este acto, los representantes sindicales se reunirán con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en un encuentro en el que le harán entrega del manifiesto elaborado con motivo de esta jornada.

Un día después, el 2 de octubre, Ryder se trasladará a Sevilla donde realizará un acto con delegados sindicales al que se espera que asistan más de 2.000 personas.

MANIFIESTO POR EL TRABAJO DECENTE

En el manifiesto elaborado para esta jornada, que también está firmado por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), las organizaciones sindicales denuncian que "el 80% de los trabajadores del mundo, es decir, la mitad de la humanidad, carece de protección social".

En este sentido, el texto reclama "otro modelo de desarrollo", distinto al "neoliberal de globalización" que existe en la actualidad, que "coloque en el centro la dignidad humana".

Para lograr este objetivo, el manifiesto asegura que es "imprescindible que el trabajo decente determine las políticas de las instituciones multilaterales internacionales", como el Banco Mundial, las Naciones Unidas o el Fondo Monetario Internacional.