SIERRA LEONA. LOS COMPAÑEROS DEL MISIONERO SECUESTRADO CREEN QUE LOS REBELDES LE HAN SACADO DE LA ZONA DE CONFLICTO

MADRID
SERVIMEDIA

Los compañeros de los once religiosos secuestrados por las tropas rebeldes en Sierra Leona, entre los cualesse encuentra el misionero español Luis Pérez Hernández, creen que han podido ser trasladados del barrio de Kissy a otra zona menos conflictiva dentro de la capital, Freetown.

Así se lo han comunicado al provincial de los Javerianos en España, Salvador Romano, que hoy declaró a Servimedia que, en caso de confirmarse esta tesis, los rebeldes habrían realizado el traslado sin demasiados dificultades, ya que los religiosos fueron secuestrados el pasado día 12, pero hasta ayer las fuerzas de Ecomog no cercron el barrio de Kissy, donde se encontraban los misioneros raptados, ni lo empezaron a "peinar", ya que antes no se tenía confirmación del secuestro.

Romano señaló que las primeras gestiones del obispo de Makeni, Giorgio Biguzzi, para lograr la liberación de los misioneros y el seminarista secuestrados no han dado resultados, ya que el prelado no ha logrado contactar con un interlocutor de los rebeldes.

Asimismo, el resto de misioneros javerianos que permanecen en Freetown no han recibido ningun comunicación de los raptores, aunque confían en que sus compañeros se encuentren bien.

Además de los once religiosos desaparecidos la semana pasada -cuatro misioneros, un seminarista y seis monjas-, siguen secuestrados en Sierra Leona otro misionero javeriano ialiano desde el pasado 14 de noviembre y el arzobispo de Freetown, el sierraleonés monseñor Ganda, desde el pasado 11 de enero.

El obispo de Makeni ha hecho un nuevo llamamiento a la comunidad internacional para que propicie un acuerdo ente las facciones enfrentadas y acabe con "esta guerra sin sentido". "La comunidad internacional debe poner fin al comercio de las armas y desenmascarar la hipocresía de los mercaderes de muerte", señaló monseñor Biguzzi.

El prelado ha destacado la desesperación de la población civil, ya que la comida, el agua potable y las medicinas escasean, y los refugiados y desplazados no se pueden cuantificar dada su magnitud.

(SERVIMEDIA)
20 Ene 1999
GJA