No obstante, la compañía subrayó que “todavía se está lejos de las marcas de 2007, por lo que no hay motivos para abrir el debate sobre el calentamiento en el sector inmobiliario”, y aseguró que “la salud del mercado residencial descansa en la sostenibilidad, y no solo de las compraventas, sino también de los préstamos hipotecarios y del lanzamiento de nuevas promociones”.

Por otro lado, apuntó que el 2021 fue “un año en el que han coincidido varios perfiles de compradores que han supuesto un impulso en el ritmo de las transacciones”. En este sentido, enumeró a aquellos que, tras el confinamiento, “quisieron comprar una casa mejor”; a “quienes consiguieron ahorrar todo lo que no gastaron durante las restricciones”; y “todos los que han invertido en inmobiliario para obtener rentabilidad, como opción preferente ante productos de inversión más complejos y volátiles”.

Asimismo, Servihabitat citó su último informe 'Servihabitat Trends' para destacar “el renovado empuje que rodea a la obra nueva”, ya que “ha vuelto a despegar con paso firme” después de haber dibujado “una curva descendente desde hacía unos diez años, dado que el abultado excedente de la crisis del 2008 no animaba a emprender nuevos proyectos”.

De cara a 2022, la compañía prevé que el crecimiento en el ritmo de transacciones se modere, pues se espera un ascenso de alrededor del 4,5%, debido a que “existen perfiles de comprador que se están agotando porque son coyunturales, como es el caso del repositor y el pequeño inversor”.