Con él, son ya siete los detenidos en relación con este caso. Estas detenciones, realizadas en Madrid y Tarragona, se producen tras la confesión de una persona próxima a los sospechosos y que provocó la reapertura del caso después de que la Audiencia Provincial de Huesca hubiera archivado provisionalmente el sumario por carecer de pruebas determinantes.

Mientras continúa la ivestigación, el juez encargado del caso ha ordenado la dispersión de los sospechos por distintas cárceles españolas y mantiene el decreto de incomunicación y aislamiento para ellos. No se descarta, sin embargo, la posibilidad de que en los próximos días puedan producirse nuevas detenciones en relación con este caso.

Los hechos tuvieron lugar en la mañana del 2 de abril cuando ocho reclusos de la cárcel de Huesca realizaban un cursilllo de prácticas forestales en las inmediaciones del pantano de Aragui.

Las primeras hipótesis apuntaban que el móvil del crimen podría ser el tráfico del drogas. Según esta idea, el guarda forestal asesinado pudría haber descubierto cierta cantidad de droga escondida en la caseta donde guardaba los aperos.

De acuerdo con esta hipótesis, los reclusos sorprendieron al guarda cuando descubrió la droga, por lo que decidieron matarle. Dos de ellos lo sujetaron mientras un tercero le agredía mortalmente con la motosierra.

Una cuarta persona, no recluso, pudo haber rasldado el arma con su vehículo y arrojarla en algún punto indeterminado. Hasta el momento la motosierra no ha sido encontrada ni tampoco ninguna otra prueba que ayude a clarificar este crimen.

De las siete personas que actualmente se encuentran detenidas relacionadas con este crimen, cinco son reclusos que relizaban el cursillo de prácticas forestales cerca del pantano de Arguis y otros dos son amigos de los presos que aprovecharon el periodo de prácticas de éstos para visitarlos.