El informe, redactado por una ponencia constituida en la Cámaa Alta, indica que "los estudios científicos asocian las virtudes de la dieta mediterránea no sólo a la ingesta de los productos que la integran, sino a un 'estilo de vida' multifactorial que se vincula a la vida familiar, con un alto grado de afectividad y ocio compartido, a hábitos como la lactancia materna y a costumbres como la siesta y el ejercicio físico".

Los senadores miembros de la ponencia concluyen que la dieta mediterránea es "frugal y, principalmente, vegetal", y "reposa sobre tres pilare tradicionales: el aceite de oliva, el vino y el trigo".

El trabajo alerta de que en España, a partir de los años 60, ha aumentado extraordinariamente el consumo de lípidos y proteínas, disminuyendo peligrosamente el de los carbohidratos complejos, sobre todo en los niños, que reciben una alimentación principalmente de naturaleza lacto-proteica y grasa causante de unos niveles cada vez más altos de hipercolesterolemia.

Asimismo, ensalza el aceite de oliva virgen como un claro ejemplo de alimento uncional, muy eficaz para la prevención y tratamiento de enfermedades.

Entre las propuestas de la ponencia se incluye la promoción de la "cesta mediterránea" mediante campañas informativas y a través de la enseñanza, impulsar la creación de una agencia de salubridad alimentaria en el ámbito de la UE y la creación de un observatorio para el estudio y difusión de la dieta mediterránea por parte de los países del sur de Europa.