Los hechos que han dado lugar a la sentencia se remontan al 11 de diciembre de 1996, cuando Fernando A. C. entró en una panadería de Bilbao, exhibiendo una jeringuilla hipodérmica manchada de sangre, y se apoderó de un donuts.

"El acusado, en el momento de los hechos, tenía notablemente disminuidas sus capacidades volitivas e intelectivas por el consumo de heroína y cocaína", dice el fallo.

La Audiencia Provincial de Vizcaya cosideró que los hechos descritos son constitutivos de un delito de robo con intimidación en las personas y condenó a Fernando A.C. a un año de prisión.

Sin embargo, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo considera que la violencia ejercida en el presente caso es de "menor entidad". En este sentido, los magistrados argumentan que la intimidación consistió en la exhibición de una aguja hipodérmica manchada de sangre y que el valor de lo sustraido fue mínimo: un solo donuts.