Seis meses después de que apareciera el primer cadáver en Valencia ------------------------------------------------------------------
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Seis meses después de que aparecieran los primeros cadáveres en las costas valencianas, los delfines continúan muriendo en distintos puntos del Mediterráneo, sin que los científicos aclaren las ausas, según un estudio que aparece en el último número de la publicación "Política Científica".
Los primeros delfines enfermos aparecieron a principios del pasado mes de julio, en tanto que en octubre ya habían muerto al menos 400 ejemplares en todo el litoral español.
Durante los últimos meses, han aparecido delfines muertos en las costas italianas, francesas y norteafricanas, según afirman los autores del artículo.
Asimismo, aseguran que, de seguir "este proceso de expansión", la epidemiaasolará a toda la cuenca occidental del Mediterráneo, donde existe la colonia más importante de delfín listado, hasta ahora única especie afectada.
700 MUERTES
Alex Aguilar, del departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona, y José Antonio Raga, del departamento de Biología Animal de la Universidad de Valencia, autores del artículo, señalan que ya han aparecido unos 700 animales muertos en el litoral español, italiano y francés.
Aguilar y Raga creen que esa cifra "representa sóo una fracción de las muertes reales", ya que sólo "una pequeña proporción de los delfines muertos acaban finalmente apareciendo en las playas y son recogidos, por ello, en las estadísticas".
Para los firmantes del informe, la realización de un censo serviría de poco, ya que no existen cifras fiables sobre la población de delfines listados que había antes de que se declarase la epidemia.
Los departamentos de Biología Animal de las universidades de Barcelona y Valencia fueron nombrados coordinadors de la investigación destinada a descubrir el origen y las causas de la alta mortandad de cetáceos.
VIRUS
Los primeros estudios sugerían que la causa última de la muerte de los delfines era un agente infeccioso. Los análisis confirmaron lesiones de origen vírico en los pulmones, sistema nervioso y ganglios linfáticos.
Además, aparecieron rastros de dos virus, de la familia morbillivirus y herpesvirus, "aunque en ambos casos su identidad precisa permanece aún sin determinar", añaden los articulstas.
Virus de estos dos grupos estuvieron implicados en una epidemia que afectó a las focas comunes y grises del Mar de Norte durante los años 1987 y 1988, como consecuencia de la cual murieron 17.000 animales.
"No obstante", escriben Aguilar y Raga, "el cuadro patológico que se ha observado en los delfines es muy complejo e indica que otros factores, aún no claramente identificados, están implicados en la afección y han contribuido de una manera significativa en su desarrollo".
Las necropsas de los delfines descubrieron que los animales afectados llevaban varias semanas, "cuando no meses", alimentándose deficientemente, seguramente como consecuencia del debilitamiento producido por la enfermedad.
PARASITOS
Además, detectaron la presencia de un tipo de parásito que produce lesiones pulmonares y de ectoparásitos que afectan a la piel.
No obstante, para los autores del artículo, la presencia de estos parásitos no ha incidido en "la mortandad observada", pero demuestra que los delfies listados llevaban enfermos o debilitados un tiempo "relativamente largo".
Por todo ello, los investigadores creen que otro virus distinto a los detectados hasta ahora, un agente infeccioso no aislado todavía o un producto tóxico de origen natural o humano, podrían estar en el origen de la epidemia.
También especulan con la posiblidad de que la exposición de los animales a niveles muy elevados de metales pesados y compuestos organoclorados hayan influido en el elevado índice de mortandad, ya qu las concentraciones de estos contaminantes hallados en los ejemplares enfermos fueron muy superiores a las de la población estudiada antes de la epidemia.
El envenenamiento por toxinas naturales procedentes de una alga o la acción negativa de condiciones oceanográficas anómalas producidas por un verano seco y caliente, son otras de las hipótesis que estudian los científicos intersados por el problema.
A pesar de estos estudios e investigaciones, el artículo concluye que el origen de la epidemia y la interacción de los distintos factores que en ella han contribuido no están aún esclarecidos".
(SERVIMEDIA)
28 Ene 1991