El estudio pone de manifiesto que “sufrir actos de odio está relacionado con mayores niveles de depresión y ansiedad entre las personas Lgtbi+”, lo que, a juicio de la entidad, evidencia que “la violencia física que sufre el colectivo también ataca a su salud mental”.

En ese sentido, el 51% de las personas del colectivo que sufrieron este tipo de agresiones asegura sentir rabia más de la mitad del tiempo, frente a un 16% de aquellas que no han sido agredidas; un 57,6% dice sentir miedo, frente a un 16,7% de quienes no han sido atacados; y un 58,9% declaran sentir ansiedad, frente a un 32,1% que no han vivido estas experiencias.

Ante esta situación, la Felgtbi+ exigió atajar los discursos de odio, que son “la antesala del delito”, lo que le sirvió a su presidenta, Uge Sangil, a insistir en la necesidad de poner en marcha un “pacto de Estado contra los discursos de odio hacia los grupos vulnerables para que deje de legitimarse esta violencia y para que la ‘Lgtbifobia’ deje de ser rentable políticamente”.

A su vez, el co-coordinador del Grupo de Salud Integral de la entidad, Toni Martí, destacó que en España un total de 700.000 personas Lgtbi+ sufrieron acoso y 250.000 fueron víctimas de agresiones físicas o sexuales por su orientación sexual en 2023.

Por su parte, la investigación reseña que el 56% de quienes han sufrido discriminación sienten ansiedad y el 40%, miedo, una realidad ante la que la co-coordinadora del Grupo de Salud Integral de la Felgtbi+, Irene Aterido, reclamó “abordar las nuevas y viejas formas de traumatización del colectivo” y pidió que “se imparte una educación en diversidad de manera generalizada, tal y como se recoge en la legislación actual”.