La localidad vizcaína está cerrada hoy a todo menos a la esperanza sobre el desenlace médico de Miguel Angel Blanco. Al grito de "asesinos" se recibía la noticia del atentado, y al de "Miguel Angel vive" la de su ingreso en el hospital Nuestra Señora de Aránzazu.

Las campanas de la iglesia Santiago Apóstol de Ermua repicaron la noticia de que el concejal seguía vivo, justo minutos después de que el alcalde de la localidad, Carlos Tortoika, anunciara a los concentrados frente al consistorio que había muerto.

Miles de vecinos consideran que HB ha sido herida de muerte. Al grito de "HB fuera de Euskadi" partía una manifestación poco después de las siete de la tarde hacia el municipio de Eibar, a 4 kilómetros, para recibir a otra manifestación convocada en la localidad vecina y fusionarse con ella.

Esta noche, Ermua y Eibar serán una sola en esta última. Miles de ciudadanos volverán a pisar la cera que impregna el suelo de la plaz Cardenal Orbe, donde esta madrugada se encendieron miles de velas y cirios.

El ambiente parece haberse calmado respecto a los primeros momentos, cuando se confirmó el atentado. Los vecinos más adultos necesitaron tiempo para convencer a diversos grupos, formados mayoritariamente por adolescentes, de la inutilidad de atacar las escasas "herriko tabernas" (sedes sociales de HB) que hay en Ermua.

"Te van a detener. No merece la pena", se le oyó decir a una madre a su hijo, quien visiblemente constenado animaba a otros jóvenes a dirigirse a estos locales, donde acude gente próxima a HB.

Los responsables municipales hacen lo posible para dirigir a los vecinos con el doble objetivo de evitar altercados aislados, pero nadie parece predecir qué ocurrirá si Miguel Angel Blanco fallece en las próximas horas.